viernes, 17 de diciembre de 2010

Epiléptico, La Ascensión del Gran Mal, de David B.


En general, el cómic francés tiene bastante éxito. Son muchos los autores que se han echo un hueco en nuestras bibliotecas, precisamente, por el respeto que produce el formato. Epiléptico, de David B. es un ejemplo de la versatilidad con la que se puede realizar un cómic, o mejor dicho, una novela gráfica, se suma al carro de las novelas gráficas biográficas como el reconocido Maus de Art Spiegelman o Persépolis de Marjane Satrapi (quien por cierto, reconoce haber inspirado su estilo en David B.).

La historia es realista, y en ocasiones, muy común, relata situaciones cotidianas con las que resulta facil identificarse, mezcladas con sus experiencias más personales. Aunque aparecen muchos personajes importantes de la vida de David, la trama principal se centra en su relación con su hermano Jean Christophe y la evolución de su incurable enfermedad, la epilepsia, representada como un malvado dragón que lo consume poco a poco. A lo largo de 366 páginas, los personajes se vuelben cada vez más humanos, crecen y cambian, sin llegar a darte cuenta de en qué momento cambiaron tanto los personajes. David B. consigue transmitir la sensación de que realmente conoces a los personajes.

El ritmo de la historia es muy fluido, los sucesos simplemente ocurren, y se relacionan entre sí antes o después, logrando dar sentido a la totalidad del guión. Los recuerdos se entrelazan, cambiando bruscamente de situaciones, aportando así novedad de principio a fin, no es una historia ordenada común, sino una sucesión de recuerdos de los pensamientos que tenía David B. en cada momento de su vida.

Sobre el dibujo, no solo se ha convertido en un estilo personal, lo ha acompañado con muchos recursos de principio a fin. Se agradece el contraste entre blanco y negro tan cortante y puro, ya que se mantiene hasta el final otorgando unidad a la obra. Pero sobretodo, en lo que más destaca David B. es en la acumulación de objetos. La cantidad de posibilidades y formas de acumulación son increibles, utilizandolo como método para producir agobio, a juego con el guión. Los dibujos se vuelben cada vez más tétricos, y se convierten en personajes, esqueletos, monstruos simpáticos o dragones en espiral entre otros que representan a sus amigos imaginarios, la enfermedad, las sensaciones referentes a la muerte, etc.

No es una historia alegre, ni peliculera, no cuenta una historia concreta, sino un fragmento de su vida, en ningún momento llega a ser aburrido y su lectura es muy recomendable.