viernes, 5 de noviembre de 2010

Conceptos

No existe teoría artística que pueda mantenerse intacta con el paso del tiempo, pero el conocimiento de estas son una ayuda para entender las obras que acompañan a ese tiempo.

Aura

En la actualidad existen infinidad de formas de expresión, y de teorías y conceptos que permiten la creación de imágenes creativas con intereses artísticos. Cuando el cine se consolidó como una nueva forma de hacer arte, surgió un debate sobre las características que debía poseer una obra artística, debido a que el concepto de la Imagen Artística comenzó a cambiar sus formatos originales. Walter Benjamin, filósofo y crítico de arte alemán, fundamentó los parámetros por los que la obra artística debía consolidarse como objeto en sí, y no como elemento reproducible en cualquier salón. Atribuyó su teoría al concepto "Aura", que como definición corta podríamos decir que es la sensación de lejanía que un objeto ofrece estando cercano a el. Por ejemplo, una estatua griega que se haya conservado intacta desde el momento de su creación hasta nuestros tiempos. En su época, la estatua era un elemento cuyas características atribuidas podrían ser religiosas e incluso divinas. Ahora, esa estatua griega se observa como un elemento de estudio, testigo de la grandiosidad de la época. Sin embargo, es la misma estatua, su aura ha quedado intacta, los desperfectos sufridos por el tiempo son testigos de su lejanía temporal, y los procesos de restauración que se llevan a cabo nos permiten contemplar la obra como un objeto artístico que ha sobrevivido a los tiempos como unidad. El echo de que una imagen esté pensada con el fin de ser difundida con la promesa de que la calidad de la reproducción será la misma, con el variante del soporte en que se reproduce supone una rotura de las tradiciones artísticas, obligándonos a concienciarnos de la realidad que vivimos, del aporte que ofrecen las nuevas tecnologías y de una nueva forma de arte-entretenimiento que pretende suprimir ciertos elementos tradicionales para ofrecer otros.

Las teorías de Walter Benjamin están muy bien fundamentadas, y suponen una concepción artística más centrada que nos permite hacernos una idea no solo de las características que se han fundamentado hasta finales del siglo XX, también el deseo de poder preveer el destino del arte como concepto bien definido. Sin embargo los conceptos abstractos como es el arte, son en realidad invención humana, y como tal, el arte no existiría si no hubiesen espectadores capaces de sentir una experiencia estética ante estos, por lo tanto, el arte es un concepto cambiante. Lo que se consideraba arte hace un siglo sigue considerándose arte actualmente, pero no se observa de la misma forma, las nuevas generaciones van a obtener una experiencia muy diferente al verlos, y por supuesto, servirán como ayuda para futuros creadores. Conocer las tecnologías de los críticos de arte de entonces supone una excelente ayuda para entender sus obras, pero por desgracia una teoría no puede captar las sutilezas que las nuevas tecnologías permiten repercutir en nuestro método artístico. Los procedimientos cambian, los formatos son cada vez más numerosos y el resultado es una visión diferente. Puede que los nuevos procesos estén desgarrando el aura de la concepción de objeto como obra artística única pero están ofreciendo algo completamente nuevo, algo que hay que comprender y aceptar como manera de expresión para permitir seguir avanzando, creando y sorprendiendo.

Experiencia Estética

La primera referencia conocida de la experiencia estética viene de Pitágoras. Fue el primero en emplear el término "experiencia de la belleza", otorgando a los espectadores una supremacía en comparación de los luchadores o los vendedores ambulantes. El concepto ha sido descrito por muchos filósofos desde entonces, aunque no se hubiese nombrado con un nombre específico. Aristóteles vislumbró sus características y Platón estipuló la facultad especial del alma que percibiría la belleza ideal. Gracias a ellos el concepto ha sido teorizado hasta el punto de hacernos comprender su existencia y su valor.

El concepto fue conocido como experiencia de la belleza algo difícil de describir, la sensación producida por una obra artística, que permite u obliga a dedicarte a la contemplación de la obra ya sea porque transmite algo que nutre tus expectativas sobre la imagen visual o auditiva, porque te hace sentir identificado o por cualquiera de las teorías sobre la razón lógica por la cual se llega a ese estado.

Después de muchas divagaciones sobre el término, en el siglo XVIII Baumgarten utilizó el término Experiencia Estética, diferenciando así el conocimiento sensible del conocimiento de la belleza. Esto supuso una nueva forma de comprender el concepto, y un nuevo modelo más específico al que referirse, evolucionando y consolidándose como nueva forma de llamar a la sensación que ofrece la contemplación de una obra artística. Kant consiguió, a finales del siglo XIX ofrecer una descripción de la experiencia estética que sintetizaba las diferentes teorías que no llegaban a un acuerdo claro, indicando que el juicio del gusto no es cognoscitivo, y por lo tanto no es lógico, sino estético, por lo que su base solo puede ser subjetiva, sin embargo es más que una experimentación del placer, existe también una aspiración a la universalidad.

En la segunda mitad del siglo XIX la experiencia estética se convirtió en una rama de la psicología, asumiendo el estado de ciencia empírica y experimental.Por lo tanto, se permitió así elaborar diferentes expectativas, gracias a la aplicación de los extensos métodos psicológicos. Así, podemos obtener información sobre la teoría hedonista, resurgida de la Grecia clásica gracias a Descartes; la teoría cognoscitiva, que observa la experiencia estética como un tipo de conocimiento; la ilusionista, que afirma que la experiencia es fruto de una ilusión consciente; o la famosa teoría de la contemplación, que afirma que la experiencia no deriva de nosotros mismos sino de lo que obtenemos con los objetos. Existen otras expectativas menos conocidas pero de misma importancia, además de diferentes corolarios de cada una de estas, ramificando así cada teoría.

Por lo tanto, podemos afirmar que el concepto de "Experiencia Estética" no ha llegado a una descripción que se haya consolidado con el paso del tiempo, pero las diferentes expectativas se han nutrido de algo que podemos experimentar no solo al observar una obra visual, también se obtiene al escuchar un fragmento musical o al leer una poesía. El concepto en sí no se ha definido como algo claro, ya que al ser algo que no podemos tocar con los dedos o agarrar para someterlo a un diagnóstico, depende de la comprensión de cada uno, aportando más libertad de concepción.

Punctum

El punctum es algo muy específico teniendo en cuenta los otros dos conceptos aportados anteriormente que trataban conceptos amplios, pero como transición a los siguientes apartados, mucho más personales, tataré un término que se aplica en toda obra artística, y con una evidente importancia para el lenguaje visual, el punctum. Pero para hablar del punctum es necesario tratar el término studium. El studium es algo más que un estudio, es además la aplicación a algo, el gusto por alguien, una suerte de dedicación general y atajosa sin agudeza especial. En otras palabras, es el proceso genérico que funciona por la curiosidad que implica, pero no llega a ofrecer un mensaje relevante. El studium supone encontrar las intenciones del creador, pero no comprenderlas.

Sin embargo, existe un elemento que perturba el studium, se trata del punctum. Esto es un pinchazo, mancha, herida y también casualidad que despunta la imagen, ofreciendo un contraste mayor y pudiendo observar una conversación entre el studium general con el punctum específico. Si no hubiese punctum, a la imagen le faltaría el reclamo necesario para cambiar la catalogación de ser una buena imagen a ser una obra interesante. Es lo que diferencia las imágenes de carácter informativo de las que ofrecen información extra solo alcanzable por el espectador interesado. Retornando al concepto de experiencia estética, sin punctum a la imagen le faltaría el toque necesario que te lleva a experimentarla.

Algunas imágenes no poseen punctum, solo studium, el campo del interés diverso, del gusto inconsecuente (o gusta o no). Sin embargo, esta aclaración no pretende quitar mérito ni importancia a la necesidad del studium, ya que, inversamente, sin studium no hay punctum. Es necesario, por tanto, poder ejercitar en la medida de lo posible para poder crear una obra interesante. Los estudios previos a una obra de arte son necesarios, ya que sin estos, no podríamos llegar a controlar nuestras propias capacidades para sorprender al espectador y a nosotros mismos con una obra de arte a la que se dedica más tiempo, o en su defecto, más síntesis, de lo previamente aprendido.

Bibliografía

La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, de Walter Benjamin
Historia de seis ideas, de W. Tatarkiewicz
La cámara lúcida, de Roland Barthes

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